Es completamente normal sentir miedo durante y después de una experiencia de alto impacto emocional, como un accidente o un desastre natural, pues el miedo es una reacción que se activa para “protegernos” del peligro. Sin embargo, no todas las personas perciben los eventos de la misma forma, en algunas el impacto es más agudo y pueden presentar síndrome de estrés postraumático.
Padecer este síndrome es más común de lo que podría parecer y es muy importante identificar a las personas que lo padecen y apoyarlas, pues, de acuerdo a Benjamín Domínguez Trejo, académico de la Facultad de Psicología de la UNAM, 20% de las personas que lo presentan pueden persistir con esta condición hasta por 20 años. Si las personas no son tratadas, pueden perder el deseo de trabajar y de convivir, y en ocasiones recurren al uso del alcohol o de drogas para superar sus alteraciones, dijo el académico.
La UNAM advierte que otra característica del síndrome es la respuesta de evitación o de huida, así como la activación simpática, en la que el individuo se siente sobresaltado, con demasiada energía, tanta que no puede estar sentado por un rato ni dormir. Además, se presentan secuencias retrospectivas o flashbacks. Es decir, aunque no lo deseen, las personas repiten escenas traumáticas de manera involuntaria, en este caso los recuerdos del temblor.
Puedes reconocer si una persona lo presenta por los siguientes síntomas:
Desorden general:
Tristeza
Llanto
Ansiedad
Angustia
Hipersensibilidad
Fisiológicos:
Irritabilidad
Insomnio
Falta de apetito
Negación:
Necesidad de no pensar en lo ocurrido y opta por seguir con su vida normal
Domínguez Trejo señaló que en la primera etapa del estrés postraumático los afectados deben dejar que su organismo descanse. El sueño fisiológico es el antídoto contra esta sensación, y aunque mucha gente sufre alteraciones a la hora de dormir, es importante que intente descansar porque eso permite al organismo recuperarse y resistir los síntomas del síndrome, que en condiciones adecuadas debe disminuir o desaparecer a los tres meses del evento.


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